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Historia

¿Adelantado a nuestro tiempo?

Hitos de la movilidad en Bosch

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La movilidad del futuro siempre ha sido un tema fascinante. El transporte de personas y mercancías es esencial para el funcionamiento de una sociedad y una economía, y ha evolucionado constantemente. Los ferrocarriles y los automóviles señalaron el camino a seguir hacia la movilidad de las masas. A mediados del siglo XX, la densidad del tráfico y la conciencia medioambiental impulsaron la innovación. Hoy en día, la investigación y el desarrollo se centran en vehículos autónomos, conectados y eléctricos.

Rumbo a una movilidad masiva

“Una vez que hayas viajado en un vehículo motorizado, pronto encontrarás que los caballos son increíblemente aburridos. Montar a caballo es sin duda una buena forma de ejercicio, pero no es un medio de transporte”, escribió Robert Bosch a un amigo en 1906. El auge del automóvil había comenzado y Bosch apenas comenzaba a ganar dinero con él. Junto con sus colaboradores, había desarrollado el primer encendido fiable. Pero debido a que la cantidad de automóviles en las carreteras aún era baja, Bosch tuvo que anunciar su producto en todos los mercados del mundo. Sin embargo, intuyó que el futuro estaba en la movilidad masiva, que los coches y las motos permitirían recorrer largas distancias a gran velocidad.

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Robert Bosch al volante durante una excursión en el marco de una reunión de representantes, 1913
“El objetivo de la mecanización y la tecnología es: ¡un automóvil para todos!”
Robert Bosch, 1931
movilidad bosch 1933
La flota de Bosch en la sede de la empresa en Stuttgart, 1933

En las dos primeras décadas del siglo XX, Bosch ya lanzaba productos que hacían que la conducción fuera más segura y cómoda, como luces, motores de arranque y escobillas. Pero el automóvil seguía siendo un producto de lujo que solo estaba disponible para los ricos, para quienes representaba libertad y estatus. En las décadas de 1920 y 1930, el enfoque se desplazó hacia la racionalización de la producción para hacer que los automóviles fueran asequibles para más personas. Ya en 1931, Robert Bosch predijo que la movilidad masiva llegaría en las próximas cuatro décadas.

El impacto de la movilidad se convierte en la fuerza motriz

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Autopista sin coches durante la crisis del petróleo, 1973

Durante años, los ingenieros se esforzaron por hacer que los automóviles fueran cada vez más potentes, confiables y cómodos, y el mundo que los rodeaba también se adaptó a esta nueva era. La planificación urbana se centró en el automóvil y en la idea de que todos los lugares del día a día deberían ser accesibles sobre cuatro ruedas. En la década de 1970, sin embargo, las opiniones comenzaron a cambiar radicalmente.

Las áreas metropolitanas inundadas por automóviles estaban asfixiadas con enormes niveles de gases de escape. Luego ocurrió la crisis del petróleo, recordando al mundo que las materias primas no están disponibles infinitamente y dejando al descubierto complejas dependencias políticas y económicas. Además de eso, las muertes anuales en carretera en las economías avanzadas alcanzaron su punto máximo a principios de la década de 1970.

Bosch reconoció rápidamente las nuevas demandas de movilidad. En 1973, la empresa unió sus actividades de investigación y desarrollo para el futuro. El principio general se resumió en el eslogan de la empresa "seguro, limpio, económico". Los productos lanzados bajo el programa 3S representaron avances importantes en las tres áreas: las características de seguridad, como los sistemas de frenos antibloqueo, evitaron muchos accidentes graves y los innovadores sistemas de control electrónico redujeron significativamente el consumo de combustible y las emisiones.

Después que la IAA de 1971 fuera cancelado “por razones económicas”, el siguiente evento en 1973 adoptó el lema “Llevar el automóvil hacia el futuro” en un claro intento de contrarrestar la “demonización del automóvil”. Bosch también se atrevió a mirar hacia el futuro en el primer piso de su stand, donde presentó un concepto conocido como "guiado automático del vehículo, en el que el vehículo es guiado mediante un cable líder tendido en la carretera". Los desarrolladores vieron aplicaciones iniciales para el sistema principalmente en el transporte de mercancías, como el envío de contenedores o en la minería. Pero su mirada estaba firmemente puesta en un objetivo principal: “el uso en la vía pública”.

Solución: conducción automatizada

Se pueden prevenir innumerables accidentes hoy en día gracias a la visión del futuro presentada a principios de la década de 1970, así como a características establecidas desde hace mucho tiempo, como el ABS y los airbag. Pero a pesar de todo eso, los humanos siguen siendo el único factor que nunca puede ser perfecto. ¿Qué pasaría si la conducción la hiciera una máquina que asegurara que no ocurrieran accidentes y que no se formaran atascos de tráfico? En la década de 1970, los investigadores de Bosch exploraron esta visión del futuro.

Muchas ideas iniciales, como el "guiado automático de vehículos" mediante cables guía, aún no eran técnicamente factibles. Pero mirando hacia atrás, siempre hubo un tema común. Bosch ha investigado repetidamente las posibilidades que ofrece la conducción autónoma a lo largo de los años, y los primeros pasos hacia la automatización (frenado de emergencia automático y control de crucero adaptativo) han llegado a la etapa de producción en la última década.

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Movilidad multimodal y automatizada. Ya no es necesario poseer un vehículo, ya que las personas simplemente seleccionan la mejor oferta de movilidad para ir de A a B.

Los investigadores perseveraron ante considerables obstáculos tecnológicos y burocráticos, lo que permitió a Bosch presentar un camión de conducción autónoma en 1993.

Según el director del proyecto, el Prof. Gert Siegle, dicho vehículo “debe ser capaz de hacer lo que los conductores pueden hacer con su sentido de la vista y el pensamiento: mantener el vehículo en la carretera y encontrar un destino al que se pueda llegar por su propia voluntad."

Desde entonces, los vehículos de prueba altamente automatizados de Bosch han recorrido millones de kilómetros en vías públicas. Si los humanos fueran meros pasajeros, esta tecnología podría traer grandes beneficios. El espacio de estacionamiento total del mundo, que es tres veces el tamaño de Luxemburgo, podría reducirse en un 60 por ciento como resultado de la conducción autónoma. Además, los accidentes de tráfico que se podrían prevenir ahorrarían a una economía como la de Estados Unidos 500.000 millones de dólares al año y evitarían un sufrimiento humano considerable.